jueves, 11 de octubre de 2012

Y nunca nada, me peso tanto, como su mirada, por arriba de mis hombros, un viernes frio, cerca de las ocho. El reía de verme, y yo… Yo reía de nervios.

 Y me invito a su casa, desobedecer las ordenes que desde chica me canse de escuchar ‘no hables con extraños’, bueno, no solo hablaba, sino que me había invitado a su casa, y había accedido a ir. Nunca pensé que me iba a ir con ganas de volver (contradictorio, ¿no?), y sin embargo deje sorprenderme. 

Nadie sabe, hasta ahora, lo que fue que nos unió. Quizás que compartimos las mismas pasiones, o quizás, y muy seguro, fue que él buscaba un corazón, y yo alguien que recicle el mio. Y que los dos, casi sin querer, rogamos no lastimarnos.



 ¿Y que esperan? Si volví, y desde hace cinco meses que sigo volviendo

2 comentarios:

  1. wowww me encantó tu entrada... me gustó mucho la frase de "ir con ganas de volver"... Así suele ser siempre la vida: contradictoria... Un beso linda

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  2. Si se hacen bien el uno al otro ¿porqué no volver? esas personas no se presentan a diario.
    como tu blog me ha hecho bien, volveré. Besos desde Tenerife-Canarias-España y te dejo mi enlace por si llegas y quieras volver.
    http://gofioconmiel.blogspot.com.es/

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