Hace cuatro noches que duermo con él. A veces me abraza, me aprieta
fuerte, me hace parte de su sueño. Otras me da la espalda, y me empuja. Está al
lado mío, y duerme profundo ¿Creerían si les digo que jamás imagine que iba a
verlo dormir? Me sorprendo levantándome a la madrugada, y solo me dedico a
mirarlo. Es que a veces los sueños son tan reales… Pero sigue ahí, intacto,
respirando. Y yo sigo aca, intacta, amando…
El sol alcanzo su punto más alto, y yo recién abro los ojos.
Y él está ahí. Sigue ahí. Es parte de mi despertar, de mi vida.
Amo mi vida al lado suyo. Veo mi vida con él, y puedo hablar del futuro.
Nunca sentí sensación tal, de esas que de alguna manera, tenes
que sacarlas del cuerpo, porque empiezan a incomodar. No me alcanza con mirarlo
a los ojos y decirle que quiero vivir para siempre con él. Quiero más mañanas
así. Quiero irme a dormir más noches, con la sensación de saber que le
pertenezco. Soy suya. No soy de otra manera.
No renuncio a nada, no renuncio a vos.
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