Entonces llego a la situación, que por los demás, no puedo
ser yo. Porque soy demasiado grande para algunas cosas, y muy chica para otras.
De repente, entonces, me disfrazo de grande para hacer algo, y después cuelgo
el antifaz, y vuelvo a ser una nena. Ya no soy yo, soy ellos, lo que ellos ven
que yo soy. Y no me encuentro, no sé qué quiero ser, no sé cómo ser, no sé qué
hacer. Y para rematar mi incertidumbre, se me plantea una situación en la que
soy grande y chica a la vez. Y entonces llego yo, mi verdadero yo, que necesita
dejar de respirar.
Todo era más fácil cuando me sacaba los zapatos de la abuela,
y volvía a ser una nena. Me disfrazaba para jugar, porque de verdad era una
nena.
Uno SOBRE todas las cosas!
ResponderEliminarSaludos!
Cuesta crecer, y mas en esa etapa intermedia en la que sos nena y mujer. Creo que podemos tener lo mejor de los dos mundos en esos momentos. Hermoso blog
ResponderEliminarxoxo
Es muy tierna tu historia, Agustina.
ResponderEliminarMe gustó tu blog.
Un abrazo.
HD